Cinema Peluquero


La importancia de un barbero en la moral de un pueblo de tradición católica está casi a la altura del cura, y para esto invoco los amigos del Quijote. ¿Qué decir si ese barbero o peluquero es el mismo proyeccionista de cine? Ah! inevitable no recordar "Cinema Paradiso".
La época dorada de la exhibición de cine en nuestro pueblo está asociada a la persona de Gildardo el peluquero que alternaba el corte de pelo con el corte de escenas inmorales; hágase de cuenta el escrutinio, con la frecuente sentencia de la hoguera, de la librería del capítulo VI del Quijote.
Realmente las películas venían ya marcadas con un tipo de censura, pero la decisión final la daba el cura de turno, previa observación en goce solitario; ésta mojigatería explica mucho nuestro solapado erotismo. Eventualmente se cortaban unas escenas y esas cintas quedaban para que un curioso voyerista reconstruyera otra historia en su imaginación, que de paso rendiría tributo a San Onám: "¡Ah deliciosa fruta prohibida, sólo tu tentación es divina!"
Historias del celuloide, historias de peluquería, mil y una historia ha visto, oído y sigue contando con agrado Don Gildardo.

La fuerza de la tradición


La semana santa dió muestra de la constancia de las tradiciones en La Ceja. Las procesiones han sido el evento distintivo para convocar, en las calles y en las plazas multitud de personas y, más aún, de familias enteras. De todas el mayor teatro dramático es el viacrusis.

La participación de la población varía de la novelería a la indiferencia, de la expectativa al fervor sincero. Pero ante todo el carácter distintivo lo da la gente sencilla, los humildes que bien entienden del dolor, por ser una cuestión que padecen en su propio cuerpo y no un tema para el regodeo intelectual.

Para los sabios el teatro sublime y cerebral que descifre al hombre, para los humildes el teatro de su tragedia diaria y milenaria que promete una liberación. Pero la procesión se lleva por dentro. Recrear las estaciones es pensar en los trabajos para cargar, como una cruz, con las obligaciones de un hogar, de ayudar a aliviar, como el cirineo, los impedimentos de un minusválido, de consolar, como Verónica, el dolor de un enfermo.

Fosa común


A finales de marzo la inspección de policía sacó los restos de un sinnúmero de esqueletos de bicicletas. A los largo de la carrera 18 se exhibieron para el reconocimiento y recuperación por parte de dolientes, previa certificación de propiedad.
En las familias cejeñas la bicicleta, como el perro, es un miembro más de la familia, prácticamente el reemplazo del caballo. Pocos se han de imaginar el drama de su pérdida, cualquiera que haya sido la circunstancia si robo o decomiso, pero igual de chocante es este procedimiento de recuperación. Para algunos la desaparición lleva dos lustros y ya pueden imaginar las dificultades para el reconocimiento cuando lo que entregan son mero hueso, óxido y chatarra. La desfachatez es tal que exige el pago de infracción si el antecedente fue decomiso. Por unos restos que no tienen más destino que el entierro o la incineración, cómo exigir declaración juramentada. La única carta dental que deben exigir las autoridades es la fe en su palabra porque el ciudadano que se digne reclamar unos restos de esos sólo quiere un entierro digno de un objeto querido.
Si eso hacen con los huesos de hierro, como será el dolor con los de calcio.

Corrector de oficio


En la llamada era de la información y la comunicación, mientras el chat atropella el diálogo y desacraliza la palabra escrita, por las calles de La Ceja deambula callado y solo un Corrector de Estilo, buscando la palabra precisa, construyendo la expresión correcta.
Luis se mueve como una sombra, grácil e inmutable, absorto en sus pensamientos pule una frase o mide el ritmo de un verso que jamás pronunciará, porque su garganta optó por el silencio cual reproche al mundanal ruido. Por esto vaga por las calles y plazas a la busca o a la espera de ese texto que exige de la gramática y de la sintaxis para la comprensión y agrado del lector. Pero esta babel de best seller, periódicos y revistillas no requiere su ciencia y desdeña su oficio.
Pero su alegría íntima la cifra en su libro de prosa poética, su cofre de perlas del lenguaje que lo pone en comunión con los clásicos de la literatura.

Aguas aromáticas


En La Ceiba, el bar de mayor tradición para tomar un trago o una bebida caliente, amén de las cartas y el billar,a las aromáticas de bolsa y de cubos se les sigue negando la entrada a cuenta de la tradición de servir una bebida natural de manzanilla, cuñada con un casco de limón injerto.
La industria ha metido las narices en los pequeños productos del mercado y ahora también le hace la guerra del centavo al hurticultor. A esté ya no le compran las yerbitas naturales porque el facilismo las trae en bolsa o en cubo. Más barata, eso sí, y más insípida y más infame. El sentido del gusto lo transtorna la artificialidad, el color y el sabor son de laboratorio, perdemos sensación, perdemos el sabor a tierra, a sol y a viento, perdemos el sabor a lo natural y a la vida misma.
No importa que se masifique y desnaturalice la yerba, hay culturas absurdas que la consumen en polvo y por vía nasal, allá la industria y el mercado, pero que la disidencia permita que los marginados del progreso podamos seguir saboreando (o mascando) su mágico sabor natural.

O capillitas o Iglesia


El bajo índice de católicos en el mundo obedece a múltiples razones que analizarán los expertos. En mi ignorancia me atrevo a señalar que los diseños de las nuevas casas del Señor son un factor que afecta ese dato.
Cuando se espera que la familia crezca la casa debe ser tan grande que alcance a cubrir y acoger a todos. No capillitas sino templos, como el de Fray Eugenio, donde el cuerpo se sienta cómodo para que el espíritu este presto al Señor, así que sus techos deben ser altos, que entre mucha luz y buenos aires, que las bancas sólidas y los corredores amplios. Que las distracciones sean a cuenta de las historias que relatan el color y la luz de los vitrales, o que las estatuas nos sorprendan con su presencia tan distinta y tan nueva como un niño Jesús llorando en brazos de José, y él sin saber si cambiarle el pañal o preparar un tetero.
La arquitectura, la música, la escultura, la pintura y hasta la literatura, todas las bellas artes y las artesanías han cumplido un papel evangelizador a lo largo de la historia y para estos tiempos de secularización se hace mayor la demanda de su participación en las obras y en los ritos. En verdad el motivo del bajo indice enunciado es la terquedad del clero que se adueña del título de iglesia y margina al seglar de la participación en el culto. Debemos levantar iglesia entre todos, con arquitectos, artistas y músicos, obra inmensa que requiera siglos de múltiples generaciones de constructores.

Rosa de los vientos


Si se trazan cuatro ángulos rectos que se acerquen equidistantes por el vértice se tiene Cuatro Esquinas para una Cruz. Este plano de cuatro calles sirve para orientar el rumbo hacia el Tambo, a Payuco, al parque o a la feria.
Pasó de cerco de la cruz a la cruz como centro y se recreó ese espacio. El elemento de convergencia es simple: el círculo que une los vértices de acero, el círculo de agua que la delimita, pero sobre todo el círculo de personas que la circunscribe en el pequeño parque que el diseñador trazó para el encuentro de parroquianos.
Un toque magistral de arquitectura es hacer que un espacio, con la correcta y justa disposición de las lineas, formas y elementos, trabajen en función de la gente.