Última edición

Por 1no, do2 y tr3s año, a través de cu4tro cientos 5incuenta y s6is entradas con variada etiqueta, apareciendo cada sie7e días en 8chenta y nuev9 ediciones, La Ceja de Tantos, se despide hoy y con sincer0 corazón da las gracias a sus lectores.

Este ejercicio de blog que se propuso tratar con desenfado y amenidad pequeños asuntos cejeños, sin pretensiones periodísticas y con intenciones literarias, espera haber cumplido el objetivo de recrear al lector. Por parte nuestra confesamos que nos hemos divertido sin que por ello se nos acuse de irreflexivos; si bien aceptamos que algunos asuntos no serían agradables no fueron menos originales. Defendimos posiciones marginales y causas perdidas, y si alguna vez salimos lanza en ristre contra gigantes, cuando los simples villanos sólo veían molinos de viento, no tuvimos la intención de herir molineros ni moler a palos a pastores y feudos.

En el tintero se nos quedaron muchos temas que no superaron el borrador. Nos faltó tiempo, pero no ganas para tratar tanta sensibilidad de cronopio, tanta belleza distraída, tanto talento oculto, tanto ingenio sin oficio y tantos hechos y personajes dignos de memoria, en fin... los micro universos cejeños gozarán ahora tranquilamente de silencio y hasta de olvido.

Un especial agradecimiento para El Carretón, La Escuela del Arte SMP y al Recinto San-Arte y con nombre propio a Miguel, a Claudia y a Nylse Isabel por creer y apoyar esta quijotada.

Finalmente los invitamos a seguir nuestro próximo blog Fantástica Medellín que encontrarán a partir del 21 enero de 2011

Coplas sumarias

Algunos pensarán que peco de atrevimiento por cuanto aquí diré, porque temen que se me escape alguna queja, pero les advierto que no me anima otra razón que el agradecimiento. Llevo en mis venas sangre que hierve fácilmente, herencia de ancestros difíciles de lidiar, pero también tuve el amor de unas tías que la supieron apaciguar. No excuso mi temperamento, pero no es fácil de niño perder la mamá y ver que el padre se va con la herencia a formar otro hogar. Pero no hay resentimiento en ello pues quedé en compañía de cuatro hermanas y al cuidado de tres tías, y con nuevos hermanos que también supe apreciar. Ese amor que todo me consentía formó mi rebeldía sin mala saña, bebedor fuí con fama de bravo y temible a veces por mi puño cargado, pero estas manos también tocaron la conga y acompañé en románticas serenatas al Negro Pacho.



Fue mi distinción ser maestro de obra y no hubo construcción que no resolviera mi ingenio, con ello gané respeto y reconocimiento. Antes que padecer la rutina y los míseros salarios de mi pueblo, preferí largarme a trabajar lejos para construir las bellas fincas de los ricos. No era una vida fácil estar alejado de mi tierra y mi familia, pero todo sacrificio trajo su recompensa: buena paga y la inmejorable compañía de los humildes trabajadores de la tierra. Pero la mejor retribución siempre era regresar a casa, y nunca me dio pereza cargar con cajas enteras de mamoncillos y ciruelas, golosinas que degustaban con alegría mis hijos. Ah! cuanto me divertía ese juego de manos para arrancarme las monedas que empuñaba, o que saltaran en mi cama para comer frutas mientras me pasaba la resaca. Notarán que gusto de hacer memoria de los bellos momentos, aunque algotros prefieran recordar mis malas rachas y para aligerar la carga las he enterrado en el olvido.


Ahora que supero los tres cuartos de siglo voy cerrando el ciclo volviendo a la sencillez y la pobreza de mi niñez. Aunque sin pensión ni inventario de propiedades y utilidades, en este corte de cuentas pongo a mis hijos como ganancia, a pesar de la fragilidad conyugal y los resquebrajos familiares. No me atengo a juicio alguno si he cumplido bien o mal la tarea de padre, menos aun cuando las circunstancias y la mala prensa dejan el papel tan mal parado. Sin embargo en el sentido amplio de la vida el balance me es favorable: Llevo un régimen de frugalidad y estricta farmacia, gozo de la eventual compañía de los pocos amigos que sobreviven y no me falta aliciente para beber, con moderación, aguardiente. La soledad es ahora mi compañera y aprendí a seguir fielmente sus caprichos: no pregunto, no reclamo y me acuesto temprano. Con los rituales de silencio y moderación que rigen mi vida en esta edad dorada, podría se confundir con la simpleza y sosiego de un franciscano, y aunque peco de cristianismo tomo con estoicismo este oficio de esperar.

Carta de adiós

La Ceja, 26 de noviembre de 2010
Estimado Carlos Cifuentes:

No puedo dejar de escribir sobre este pueblo sin antes decir también adiós a su recuerdo y a ese tiempo romántico que usted, de alguna manera, representa en mi memoria. Por estos días en que se cumple otro aniversario desde que ese "empujón brutal" lo derribó para no dejarlo levantar, pareciera que ese "golpe helado" también hubiera matado el espíritu romántico que sopló alguna vez en nuestro pueblo.

Con usted se esfumaron las noches frías que retaban a los jóvenes en gallada para lanzarnos por los campos a buscar una arboleda donde hacer arder una fogata y en torno a ella, impulsados por los acordes de la guitarra, cantarle, al misterioso fuego o al cielo estrellado, el cancionero latinoamericano. También se desvaneció ese modo singular de serenata lírica con baladas,
la cinta rosa de Battisti y fábula de mar; por supuesto Roberto Carlos en una misma noche con Joan Manuel Serrat.

El sorbo de tinto o el trago de aguardiente ha perdido un poco el sabor porque ya no hay, como entonces, aquellas conversaciones cordiales que tenían sabios apuntes, sobre cualquier materia que guardará modestamente un secreto, expresados con esa clara inteligencia, que no se dejaba embrollar con sofismas ni con lugares comunes, para poder develar la verdad sin presunción de mago.
Ha dejado usted un vacío de humilde sabiduría que bien nos valdría ahora para aliviar esta testaruda erudición de las artes. Sé que si el destino nos hubiera permitido disfrutar sus canciones, sinfonías y conciertos, aprenderíamos que la creación no produce engreimiento sino una generosa alegría como la que usted siempre expreso.

Que tenga usted una feliz noche
y hasta siempre

Tienda de barrio

Después de despachar a los vecinos las menudas provisiones que garantizan la vida diaria: el combo pa'l desayuno de un paquete de arepas, cinco huevos y un quesito o el kit de espagueti con lata de atún y un sobre de salsa de tomate para el almuerzo, todo fiado con anotación en el cuaderno; y si saliendo se tropieza uno con el aguacate maduro que se ajusta con una cebolla para cancelar, esto sí, con billete en efectivo de mil pesos. Digo que luego del servicio de aprovisionamiento de la casa para vigorizar la familia, la tienda se convierte en el escenario para la integración del vecindario.


Con esta agudización de la pobreza cuya hambre pretende devorarnos a tantos, y a la que se suman ahora las calamidades que dejan los imparables desastres naturales, nos esforzamos para no sucumbir y alentados con un "a mal tiempo buena cara" salimos en busca de los vecinos y amigos decididos a hacer de tripas corazón y compartir el trago económico de la tienda para optar mejor en hacer burla a las dificultades de la vida y brindar con el deseo de que mañana las cosas sean menos duras.

La Carmela, ícono de un pueblo

Más que por las formas perfectas de Carmela: por la expresión atenta de su rostro y el armonioso movimiento de sus manos, por el modo en que afloja los brazos y como muestra la rótula en el cruzar de piernas, por la hipótesis de barriguita que asciende hasta el teorema de sus senos para demostrar una expresión greco romana. Mas que por esa ondeante columna que persigue serpenteante la trenza y eleva al cuello para alejar la cabeza como en vuelo de cisne. Más que por esa sensación de pétalo que da su piel y de estremecimiento que provoca su carne.

Más que por todo eso, Carmela es hermosa porque en toda ella hay algo de danza, de levitar místico, de Gala dalidiana, de ángel sin alas que reposa en un taburete del oriente antioqueño, de una mujer tan nuestra como la losa del Carmen, de una muchacha carmelitana. Este ícono de la cultura del Carmen de Viboral, más que el oficio de una tradición artesanal, representa el alma de nuestra apasionada mujer. Y bien merece que se consagre, en las Fiestas Populares de la Loza, como emblema de la cultura y el arte alquímico de un pueblo que transmuta la tierra con el arte del fuego.

El arte de Elkin Castañeda demuestra con esta obra una evolución al modo como el barroco sucede al renacimiento. La imaginería religiosa de su época del vaticanito se dinamiza con las sensuales figuras profanas del Viboral. Bastó que Elkin escapara de la mojigata estética del papado cejeño para encontrar su lugar entre la liberalidad del arte carmeño, donde los frutos del trabajo creativo, además de ser valorados, le son retribuidos en virtud del talento de un verdadero artista.

Les invitamos a detallar las cualidades de esta obra en el Album de fotografías del siguiente enlace:
http://laceja.blogspot.com/2009_08_01_archive.html#896272507408163918

La Naturaleza ha Muerto.

¡Viva la Cultura del Invernadero!

(Crónica premonitoria de lo que será este valle)

La Ceja del Tambo, Diciembre del 2030

Héme aquí, desde este desvencijado balcón de la “plaza principal”, que ya no es principal, de La Ceja del Tambo, viendo caer la llovizna pausada, llovizna quieta, contradicción de este tiempo veloz y este año que sella el final de la década del 30 del siglo XXI. Contradicción con la lluvia lenta porque la calle es bulliciosa y movida en extremo. Caravanas de vehículos que pasan sin cesar por las distintas calles de la plaza, presurosos de comprar, de beber, de gritar; agitado tumulto de peatones, agitado barrio oriental… ¿Barrio? Dirán ustedes, antiguos moradores de la calma bucólica de estas calles de hace 20 años, a quienes hoy rememoro. ¡Sí! Barrio, barrio de la Ceja perteneciente a la gran metrópoli del Valle de San Nicolás… así se llama ahora esta tierra que ustedes conocieron como un verdoso paraíso de pueblos regados y fincas dispersas. Todo sucedió muy rápido, rapidísimo. En el valle de Aburrá el aire asfixiaba y maltrataba los humores, entonces sus habitantes fueron subiendo loma arriba; primero los más acaudalados, que formaron sus fincas de recreo y sus condominios con caballos finos y cuatrimotos apestosas; luego fueron subiendo los numerosos de la clase media, que hicieron crecer barrios más modestos pero más cercanos; y finalmente se subió la turba de los pobres extremos, buscando techos y aires más frescos a cualquier precio, apretujándose donde fuese posible…

El paraíso verdoso empezó a cambiar. Los barrios de La Ceja se fueron uniendo con los de El Carmen de Viboral, con los de El Retiro, Rionegro, Marinilla, El Santuario, Guarne, y finalmente con los barrios de Bello, Copacabana, Medellín y Envigado. Magia de magia, ladrillo sobre ladrillo y el valle verdoso fue sepultado… sobrevive a lo lejos el hermoso Capiro, cerro sagrado para los cejeños y los rionegreros, cerro sagrado aún, en el 2030 de esta inmensa ciudad llamada Valle de Sán Nicolás.

¿Me entendéis ahora? Esto es un barrio, y un barrio candeloso; se conserva aún la tradición de la pólvora y el delito, y las calles rugen, y el cielo apesta de humos y aviones. ¿Te acordáis del aeropuerto internacional dedicado a un héroe de la independencia de 1810, del que ya casi nadie se acuerda? Ahora es un centro multimodal de transporte. En ese gran “Llanogrande” que fue escenario de adoración de los habitantes indígenas del “Valle de los perros mudos”, confluyen ahora todas las terminales de transporte de la gran ciudad: el aeropuerto internacional, la central de transporte terrestre, la estación férrea de todo el valle y la estación de cables aéreos que conectan a todos los anteriores con el valle de Aburrá.

¿Y te acordáis que hace 20 años sólo existían unos cuantos invernaderos en los alrededores, donde se sembraban flores, tomates y lechugas? Pues bien, mirad ahora las laderas y las planicies de los municipios vecinos de La Unión, Sonsón y Abejorral… da infinita vergüenza, en vez de sietecueros florecidos, yarumos blancos y vacas plácidas, sólo plástico, plástico, plástico y bombillas encendidas en las noches que no dejan dormir ni soñar a las flores, a las verduras ni a las pocas luciérnagas que aún quedan, ni a los perros que ahora se ahogan en su gemido de casas sin patio y mangas recortadas. Aquí, en el año 2030, en esta plaza que ya no es principal, zumba la velocidad y mueren los encantos. Las campanas ya no anuncian romerías y todos dicen que Dios finalmente ha muerto…

Jorge David

Memoria de Cronopios

mEMORIA Encuentro de CRONOPIOS Dic 10 2010

Parábola del retorno

Señor, muy buenos días... Dígame: ¿Es esta la casa que fue de Carlos? ¿Dónde los hijos de Rosalba vivieron los años de la infancia?
¿No estuvo por acá el zaguán que una vez fue de ladrillos? ¿No tuvo un patio con un anturio, un helecho y un cilantrillo? ¿Era aquí donde jugaban, donde jugábamos los niños a la pelota y la cuerda? ¿Hay en el fondo una huerta con un árbol de tomates y un corral de gallinas saraviadas? Señor, ¿a quién se le ocurrió echarle al solar ese piso de cemento?


En esta repisa de la tapia mamita dejaba la cartera y una llave grande y pronta se arremangaba a ayudarle a mamá. Allí estaban dos piezas estrechas en galería y recuerdo... hace treinta años estuvo aquí mi cama, junto a la de Juan. Debajo de esa alacena había un hueco donde nos escondíamos de los correazos de mamá. Por mucho tiempo el piso de la habitación principal fue de tabla, y antes que tener piso de baldosa fuimos los primeros en la cuadra en poseer televisor Sharp. Cuando teníamos la fortuna de dormir en la pieza de mamá, era lindo, por las noches, ver como la luz de la calle se colaba por la rendija de la ventana y describía en el cielo raso unos rayos que se movían al paso misterioso de los caminantes de la calle.

¿Que esta casa ahora se alquila como un local comercial? Me parece muy triste que no vaya jamás a volverse a escuchar la alegría cordial de los niños. Ahora no logro comprender como en este lugar tan chico pudieron caber tantas aventuras que vivimos: fuimos tenderos y carniceros en el juego de "la mamacita", indios y vaqueros que disparaban chirillas, Pelé y Rivelino perriando la pelota, y hasta Julio Iglesias cantando "tiré tu pañuelo al rio"; le dimos la vuelta a Colombia con tapas de fresco y pagamos deudas con cajetillas de cigarrillo.

En ese tiempo éramos cinco, hasta que en la noche de una fiesta de quince papá y mamá se encargaron de ajustar los seis. A los nueve meses nació Javier. Para entonces vivíamos en Medellín y habíamos dejado ya las bicicletas, el radio Philips, la canasta de mimbre y la silla tarima donde me rompí la ceja.
Señor muy buenos días y adiós... sí, esta es la casa que fue de Carlos y de Rosalba. Y éste el patio que tuvo un anturio, un cilantrillo y un helecho. Y un solar con un árbol de tomates y un corral con gallinas saraviadas.
¡Señor, muy buenos días! muchas gracias.

Tres estaciones

Artes amatorias

Para el recato y la cordura de un pueblo de biempensantes como el cejeño siempre será motivo de escandalo, de envidia o de admiración los tratos sensuales de un exótico moro. Este emperador Tiberio, con relajada pose de sultán, presume estar dotado de una inmejorable espada para el combate cuerpo a cuerpo y asegura que de ello pueden dar cuenta un sin número de mujeres que han sido heridas por su filo.

Antes que juzgar sus hazañas, si históricas o imaginarias, es de apreciar su atractivo don de narrador de cuentos orientales, que con un despreocupado tono burlón de donjuan, hace caso omiso a los puritanismos sexuales, y nos permite liberar los insustanciales moralismo para aceptar, con risa franca, las debilidades humanas.

Balcones

Además de la restauración que se viene haciendo con buena parte de los balcones del marco de la plaza principal, habrá que reconocer que la destinación que se les viene dando para bares y restaurantes es otro acierto para la preservación del patrimonio arquitectónico y para el aprecio estético de propios y turistas. Los balcones de la plaza representan la cara linda de La Ceja.

Beber una cerveza fría o degustar un plato caliente desde cualquiera de estos balcones, mientras se deja perder la mirada en los frondosos árboles del parque o en las altas agujas de la iglesia, debe aumentar la sensación de frescura y de satisfacción que podríamos llegar a desconfiar que en estos tiempos, de tantos afanes y angustias, pudieran disponer un momento y un lugar para un efímero gozo celestial.



Como estímulo al cuidado que se le da a estos balcones de la plaza sus administadores deberían gozar de ciertas excepciones de impuesto así como del respaldo profesional para que su servicio al cliente sea, además, una muestra de la cordialidad que distinga a sus habitantes para acoger al visitante.

Crónicas para el recuerdo

Si "lo que le sucede a un hombre le pasa al mundo" también la historia de La Ceja está escrita en las crónicas autobiográficas de este carmelita descalzo, que invocando sus raíces da los nombres de infinidad de personas que hacen parte de los ramales genealógicos de los patriarcas García Rios y Rivera Cardona y adicionalmente nombra sus consortes, segundas nupcias, oficios o empleos y hasta la fecha de defunciones. Cuando es el caso identifica la comunidad religiosa a que pertenecen buena parte de dichas personas, probando así el destino católico que marcó a los cejeños de aquel entonces.

Acaso lo más bello de este libro sean los primeros capítulos donde se cuenta, con prodigiosa y fidedigna memoria, los acontecimientos de los primeros años de su infancia con las vicisitudes de su familia. Para degustar de estas amenas y agradables minicrónicas la Biblioteca Digital La Ceja publica los 6 primeros capítulos que dan buena cuenta de la vida doméstica y pueblerina de La Ceja en los años 40.

http://bibliotecadigitallaceja.blogspot.com/2010/11/recordar-es-vivir.html

Shangó

Por Henry Posada Losada

Para Carlos Mario Londoño.

Uds. se preguntaran por qué me gusta tanto el fútbol, vengan a mi pieza y tendrán la respuesta. Hay afiches de mis equipos favoritos, está el Atlético Nacional con Raúl Navarro en los tres palos, Oscar Cáliz, la chancha Fernández, el tucumano Cruz entre otros, también la selección teutona con su mítico capitán Franz Beckenbauer, el invencible equipo del “jogo” bonito, la del verde “amarela”, la “canarihna”, con el rey Pelé, Jahirzinho, Tostao, Sócrates, Rivelino, que enloqueció al respetable en el mundial del 70 en México, hay álbumes que llené pacientemente con el entusiasmo que siempre despierta un mundial, es un pequeño museo del fútbol mi pieza, les hablo de la casa materna donde crecí pensando, comiendo, jugando fútbol, recuerdo cómo ponía cuidadosamente mi uniforme de La Estrella Roja, o Real celeste o Peñarol los equipos en los que milité en mi lejana adolescencia, a un lado de mi cama y brillaba mis guayos con betún negro, era el ritual de todos los viernes, al día siguiente el duelo era en la cancha de los jesuitas o la del Liceo o en los Salesianos. Esperaba con ansiedad que llegara el sábado. Fue en una tarde espléndida en la cancha de los jesuitas, que marqué aquel inolvidable gol. Jugaba con Estrella Roja, Jorge Eliécer, el burro me puso la pecosa casi con displicencia, yo corría por la banda izquierda sobre la blanca raya del mediocampo, siempre he sido extremo izquierdo, la recibí vi en la panorámica que Carlos Román el cancerbero, estaba un poco salido y con la fuerza de mis casi 16 años, saqué un misilazo a lo Pastoriza, el balón atravesó el campo y dió un gracioso giro como de bumerang, el arquero pensó que salía, y entró rotundo por la escuadra derecha de la portería, quienes veían el duelo aplaudieron de pie aquella joya. Por esos días un señor petiso, Gustavo, a quien apodaban Minuto, que lideraba un equipo de mayores llamado Conductores quiso alinearme en su onceno pero la edad impidió el fichaje, deduzcan Uds., las calidades que exhibía. Fueron aquellos tiempos maravillosos, llegaba del colegio tiraba mi maleta en la sala de mi casa y salía para cualquiera de los descampados del pueblo a encontrarme con mis amigos del barrio, Tirudo, Tabaco, Melenas, Papo, El Zarco, El Reo a jugar un picao donde sacábamos toda la artillería, que duraba hasta cuando agonizaba la tarde y las montañas como sombras se levantaban en el horizonte. ¿cómo olvidar aquellas interminables tardes tecniquiando con mis amigos, tirando paredes, ensayando palomitas, medias voleas, chilenas, rabonas, tacos, caños, gambetas, vaselinas, todo el manual que le da al fútbol la categoría de experiencia estético audiovisual?, si hasta en la tienda de Don Joaco, donde íbamos después a refrescarnos con una gaseosa bien helada, seguíamos exponiendo nuestro manifiesto estético del deporte pasión de multitudes, cómo hacer un gol olímpico, cómo chutar con chanfle, lo fundamental que era el fair play durante un partido…todo aquello en lo que creíamos con devoción y convicción. Si el descampado conocido como la Feria hablara, allí hubo picados memorables, lástima, no hay registros de nada!. En aquella época teníamos una selección inolvidable en nuestro pueblo, iba todos los domingos a la cancha del Liceo a mirar tremendos partidos, Calocho, La Onza, Betancur, Tato…le arrancaban aplausos a los aficionados.

sigue en: http://escrituradelaceja.blogspot.com/2010/11/shango.html

Recitación a Maria

Por Don Tista Carmona

Dónde quedó el espíritu mockusiano

Después de haber puesto la confianza en Mockus para oxigenar el asfixiante panorama político del pais y en el girasol como símbolo de su programa por la sacralización de la vida, no podría dejarse morir tanta esperanza manifiesta en las pasadas elecciones. Sería decepcionante pensar que esa esperanza no moviera a los representantes del Partido Verde en La Ceja a defender esos ideales de transparencia y honestidad con un cupo en el Concejo 2012-2015.



Sinembargo por estas modas del transfuguismo y porque nada impide posar en la foto con quienes prometen renovación política, así mañana haya que servir sinverguenza a los vetustos poderes de turno. Quien se atreva a lanzarse para el Concejo enarbolando los 9 principios del Partido Verde deberá tener la entereza y pasión que nos conmovió ver en Mockus, y no creo que en La Ceja se corra ese peligro, porque todos prefieren asegurarse un puesto de prestigio, antes que servir los propósitos altruistas de un romántico partido.

El lugar de la Paz


La paz es
un jardín donde una madre juega con su niño: Ella le señala la tersura de los pétalos y el se apresura a deshojarlos. La paz es la conjunción de la tranquilidad con la alegría en la plenitud de la conciencia y la pasión de vivir; y todo ello se deja sentir en el aplomado levitar de la figura materna que se complace con el alegre movimiento del niño que busca el juego. La paz no escapa hacia las alturas sublimes y seguras de los templos si no que se expone y goza del campo abierto, a la altura de los arbustos, desde donde se pueda contemplar los colores del jardín y palpar la sutileza de las flores.


Pero realmente La Paz es una figura congelada en mármol, tallada al modo perfecto de los griegos y de los ideales místicos del renacimiento. La paz es un anhelo que acaso habite solamente en el cielo, porque en esta tierra los niños caen en manos de asesinos y violadores y las madres lanzan a gritos su dolor en las calles.


Entre tanto podemos darnos ánimo cantando, cuál himno que clama paz, estos versos de Teresa:



"Nada te turbe,
Nada te espante,
Todo se pasa,
Dios no se muda,
La paciencia
Todo lo alcanza,
Quien a Dios tiene
Nada le falta:
Sólo Dios basta.

Atrapados en la vía


Para quienes gustan de contemplar el apacible paisaje cejeño y caminar libremente por los campos verdes no deja de ser molesco encontrarse con estos avisos de "Propiedad privada, prohibido el paso" o peor aún "¡CUIDADO, perros bravos". El primero podría excusarse por el moderado tono y porque firma con un gracias, pero en el segundo el explícito tono amenazante ofende aun más porque se levanta en medio de la calle pública.

No es por un romanticismo ciego que deseemos ir a desalambrar reclamando, mientras entonamos una canción de protesta latinoamericana, que la tierra es nuestra, es tuya y de aquel... sabemos que el miedo nos ha llevado a tales extremos de cobardía que dejamos que los letreros expresen esas prevenciones ante supuestas agresiones. Son manifestaciones del miedo ambiente que nos hace refugiar, sin antes haber levantado barreras para detener al enemigo.

De esta observación, al parecer tan irrelevante, pareciera absurdo llegar a concluir y lamentar que esos cobardes temores fueron los mismos que motivaron a traer y aprobar el accionar de grupos de "autodefensas" en este pueblo, con los nefastos resultados de crímenes y violencia por los que hoy reclamamos y esperamos: "Verdad, justicia y reparación".

La mascota

La versión 34 de los Juegos Departamentales que se disputarán el próximo año en La Ceja podrá ser una gran ocasión para promover la imagen del municipio y proyectarlo como destino turístico, a la vez que para promover la cultura ciudadana y otros objetivos que suelen tener la celebración de este tipo de eventos. Para ello se abrió la convocatoria del diseño de la mascota y el eslogan que identifique los juegos y la imagen de su sede; al parecer es un reto para que los artistas y publicistas demuestren su creatividad. Los diseñadores sin duda habrán de encontrar muchos motivos que alimenten su imaginación y como prueba de ello nuestros colaboradores en diseño gráfico, no más que por ocio, proponen las siguientes ocurrencias:


En la linea de mascotas del tipo animal, luego de deliberar si el negro gallinazo o la blanca paloma o la gallina saraviada, y descartar también a los tan popularmente adorad
os perros y gatos, se eligió a la vaca holstein, no porque alguna vez esta tierra alcanzara fama nacional por su Feria Exposición, sino porque algunos campesinos la consideran como integrante de la familia: esta "Vaquita Ceja", posaría como toda una Ronaldinho pisando el balón, con el monte Capiro trazado con los tres colores de la bandera cejeña más el azul del cielo y el negro de la tierra para darle transfondo olímpico.



Otro grupo de diseñadores, sustentando razones históricas, proponen como mascota a un cura con sotana, como símbolo que lo asocia a la imagen de Vaticanito que tiene este católico pueblo y en particular para hacer memoria de las comunidades educativas de Hermanos Cristianos y Salesianos, quienes a lo largo de la historia cejeña han promovido el deporte como estrategia pedagógica en la formación de buenos cristianos, y quienes además se destacaron como apasionados deportistas que tenían siempre puesta una pantaloneta bajo la sotana, prestos para el improvisado picado.

Y de los diseñadores que consideran que no es preciso mirar atrás buscando motivos sentimentales ni históricos, más aun cuando La Ceja es ya un pueblo que pertenece a mil procedencias, proponen la imagen de un Cejón, que sin tener razones de clase, de raza o de sexo, tiene las cejas grandes como prueba manifiesta de su sentido de cejeñidad.

Finalmente habrá que decir que estos ociosos diseñadores que por mero juego proponen estas ocurrencias, en reivindicación de la dignidad del oficio de artista o publicista, no se animaron a participar con un producto serio a la medida del pedido del concurso, porque consideran que el irrisorio premio no retribuye el esfuerzo creativo y desalienta a la imaginación, y peor aún, su tacañería desprestigia el oficio del artista y diseñador. Con desenfado estiman que la convocatoria se equivoca al invitar a los profesionales y que sólo deben esperar la participación de estudiantes de bachillerato.

Las cruzadas de la Fraju

Un Angel y tres custodios tomaron por asalto, en plena noche, a los habitantes de Palenque, armados de amor y con una olla grande de aguapanela caliente y una cajada de frescos panes, para ofrecer una merienda al vecindario de niños, de viejos y de jóvenes, que más que sus estrechos estómagos llenaron sus corazones de regocijo de saber que hay jóvenes para quienes ellos importan y que se acordaron que aquella noche, como tantas otras, estaban a punto de acostarse sin probar bocado.

Esta obra de caridad se suma a las otras cruzadas que la Fraternidad Juvenil viene ejecutando con las gentes de los barrios y veredas marginales de nuestro municipio (y quien se creyera que aquí donde se posa de alto nivel de calidad de vida tengamos tantos hambrientos y tanta pobreza como la que han visto estos jóvenes aventureros de la caridad). Siempre es que este tipo de actos habrán de sorprender a los pobres y hambrientos cuando las agencias oficiales de la caridad (públicas y religiosas) ya no los tienen en cuenta.

Que los nobles propósitos de estos jóvenes no los enturbien intereses mezquinos y que sepan apartar la tentación de poner su proyecto fraternal al servicio de los señores feudales y se alegren secretamente de que su mano izquierda no sabe lo que hace su derecha.

La alegría de dar

Fotografía Juan Carlos Figueroa Patiño
aguapanelazo

Escritura vital

"un poema de un joven de 19 añitos, muy curubita él, que se cree divinamente escéptico, que ama la vida por lo que es y no por las cosas raras que se han inventado los hombres de ésta"

Con esta frase parece definirse el arte poético de este joven que se ahorra las contorsiones semánticas y los malabares retóricos a que nos someten tantos escritores de poesía y opta mejor por enfrentarnos a la vida con expresiones contundentes para dejarnos honestamente desnudos ante el mundo, tarea que... "aunque trágica y un poco dolorosa,
es placentera."

Una poesía sutil y profunda que antes que conmovernos, en el sentido tierno de la palabra, nos llega a sacudir del sopor de los días, tan sólo nombrando las cosas con lucidez para devolvernos su sentido primigenio:

DE LA VIDA COMO OFICIO
que la ciudad tenga más cuidado con la salud mental de sus habitantes
Ésta es una profesión de altísimo riesgo
enero 17 de 2007

Invitamos a los lectores de Escritura cejeña para que se sumerjan en las palabras, de aguas profundas, que esta antología de siete poemas pone a su disposición en el siguiente enlace:
http://escrituradelaceja.blogspot.com/search/label/Jaime%20Andr%C3%A9s%20Henao