Por Henry Posada
1. IN MEMORIAM DE PERROS DUROS (HardDogs)
Iván López, el reo, era nuestro JimMorrison. Y si éste no hubiese fundado su mítica banda TheDoors en los Ángeles, que siempre convocará las visiones de otro alucinado: William Blake, Iván lo habría hecho en La Ceja. Nos emparentaba con los Doors, la irreverencia, lo iconoclastas, cierto tufillo de malditismo que nos hacía insoportables para la recatada moral provinciana. Algunos huíamos como el iluminado Rimbaud de su odiada Charleville para regresar siempre a buscar la pandilla donde pergueñaban ideas socialistas y nos asomábamos tímidamente a los movimientos vanguardistas de la época, seduciéndonos poderosamente el Surrealismo con la premisa del admirado Lautréamont: el encuentro fortuito de una máquina de coser y un paraguas en una mesa de disección. Guiados por Iván descifrábamos el cosmos, ya padecíamos del spleenbaudelaireano, seguidores de la patafísica de Jarry, del profeta de Otraparte, los niños de las flores, la sagrada cannabis sativa (la misma que profanó el candidato Santos), todo el santoral afroantillano, Yemaya, Changó, Obatalá…todos los Orishas (heréticos!).
2.Ésta andina tarde bañada en luz mediterránea miro el picao Francia vs. México en las tribunas gente de penacho, collares de chiles serranos, pebeteros con incienso, sombreros de ala extragrande, cananas de Pancho Villa y máscaras de luchadores. Francia es un equipo de prejubilados que discuten entre sí como existencialistas dignos de mejor causa y son entrenados por un astrólogo que parece tener pelo de alquiler (¿compró una peluca en el estadio y la destiñó por un perverso afán?), lo que quede de tequila se acabara hoy en el D. F., ganan los manitos 2-0. Hago un flash back y me veo en la monumental cancha Mpal. Carlos Bernal (la Bombonera cejeña), donde en sus abigarradas tribunas el pueblo celebra su liturgia dominical, ¿tiene caso que suspendamos la respiración, el matrimonio y el trabajo a favor de lo que pasa en la cancha? Vuelvo a mirar la vieja fotografía que me envió mi amigo el bloguero de La Ceja de Tantos donde vestido con la casaca de Perros Duros (Harddogs) me apoyo en aquella pancarta que el tiempo desapareció, recupero la vívida imagen surrealista de la pintura del reo con ribetes picassianos incomprensible en ése entonces aún para nosotros. El menor de los Avendaño sostiene un balón de barriada africana (no es el Jabulani, ultraligero, alquimia de vinilo, poliuretano termoplástico y otras fantasías teutonas), hoy debe ser un señor con supermercado, pragmático y aburrido que ve cómo los héroes del mundial salen de las cajas de cereales o patrocinan cervezas. Nuestro Robinho-Ortiz (mariguana) tiene en su regazo un gozque que debió llamarse Sombra y hablaba perruñol, hoy estará en el paraíso islámico con Lassie. Era el más neurótico éste Héctor-Robinho, gritaba como el führer cuando nuestros 4 zagueros centrales como la diáspora africana se disolvían en la cancha y se hacía expulsar como si la tarjeta roja llevara a las Bahamas; mientras el viejo Iván conducía el partido a ritmo de metáforas y aforismos nietzscheanos. En la extrema derecha pensativo está Darío Soto; no lo sedujo la pecosa, adorador de San Tablovsky prefirió a tirar paredes y gambetas los malabares del guiñol, los performances, las puestas en escena. El guardameta de Perros Duros (HardDogs) hubo varios, si mi alzheimer no me traiciona, uno fue Carlos Román, lo veo volando con su buzo amarillo como un verso de Octavio Paz: "alto grillo amarillo en un cielo imparcial y benéfico”; debe estar gordo, con artritis, sentado en la sala de su casa, frente al t.v. cantando los goles del DIM, otra manera como lo hizo el cancerbero de Alemania, Robert Enke, de tirarse a las vías del tren. Nada hay tan conmovedor como ver una fotografía donde rebosábamos vitalidad y eramos inmortales, ahora que padecemos problemas de incontinencia, control de esfínteres, parkinson, cataratas, alzheimer y esquilmados sufrimos los rigores de la recesión… el mítico Perros Duros (HardDogs), por estos días de mundial Sudáfricano, me trae añoranzas de los potreros cejeños (la Feria, Payuco, Cayeto, Palenque) cacheteando pelotas en interminables tardes con Oscar Cardona, driblando rivales en sus mágicos tenis guayos, reinventando fantasías de Garrincha, Jairzinho, Sócrates, Pelé. Me han dicho que sus hijos, Juan José y Manuel, llevan toda esta información en el cromosoma 127 (la genética!). Cómo olvidar el mundial del 90 en Italia la tierra de Pavese, recalamos en la casa de Doña Carmen Matías, hasta allí nos llevó Guillermo León Tato Flórez, con su característico tumbao de camaján, híbrido de Jackson Martínez y Luis Fabiano, cuando el colegiado pitó en el minuto 92´ finalizando el duelo Alemania vs. Colombia, en el estadio Giuseppe Meazza de Milán, el gol que Fredy Rincón, en un pase magistral del Pibe Valderrama, le metió entre las piernas a BodoIllgner, el guardameta teutón, destruimos la sala, volaron sillas, floreros y el corazón de Jesús del que era devota la dueña de casa, vi por primera vez al flemático de Carlos Arias, rugir como un León y a Carlos Kafka Londoño, con su cara de HaneurBouazza (zorro del desierto), el zaguero argelino, profanar la inmaculada bandera alemana (de sus amores) con un escupitajo tercermundista. En el extremo izquierdo de la mencionada fotografía inclinándose más como director de orquesta que como volante retrasado, William el gato Barbieri Gaviria, ilustre dipsómano cejeño con quien estamos en deuda, no por los goles si no por noches espléndidas escanciando agua endemoniada y oyendo sus interpretaciones de Serrat, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés. En éste mundial de atronadoras vuvuzelas y bafana, bafana, mi simpatía es por el onceno de la tierra en que vivió Malcolm Lowry, quien con una mano escribía y con la otra se sostenía. Si pierde México el próximo partido seguramente se suspenderá la producción de tortillas en el país azteca: De Brasil, aunque mis paisanos están con el jogo bonito, creo que Dunga transformó una escuela de samba en un regimiento. Hoy me emocioné con Serbia, Jovanovic anotó sin marcas a una distancia de cuchillero, sé que éste mundial será el de la gente pequeña.
Jorge David nació en el occidente antioqueño y habita La Ceja del Tambo desde hace algunos años. Es antropólogo en la línea visual y del turismo, fotógrafo y documentalista. Su recorrido por los municipios del occidente han arrojado como frutos más de 10 documentales y material fotográfico y etnológico para varias exposiciones en salas de Colombia, España e Italia. Pero estas experiencias tal vez hayan sido la preparación del escritor que revelan estas crónicas que nos lanzan en viaje verbal por Quibdó, capital húmeda del enigmático Chocó o por Titicaca, un mar a 4.000 metros de altura, o por Costa Rica, donde el bosque se come las vacas para que pasten los turistas, títulos que hacen parte una obra en busca de editor: Las Ventanas del Camino y que se pueden leer en la página Escritura Cejeña a través del enlace: http://escrituradelaceja.blogspot.com/ 
