De este tambo, antaño establecimiento ganadero destinado al ordeño de vacas y a la venta de leche, no quedó ni Balcanes, ni Xochimilco, ni Pakita, ni para yoguth, ni para crema, ni para queso; de estas tierras que inspiraron la épica, "Memorias...", del cultivo del maíz, del frijol, de la ahuyama, de la papa y del repollo, de esta tierra que manaba leche y miel para el banquete paisa, quedamos cultivando tan sólo flores y ahora con ese asunto del dolar los gringos nos van a dejar vagando y cantando como Gallinazo, ese melancólico sonsonete que dice: "por eso salgo siempre a caminar en busca de una flor para mascar, pensando que a la vuelta de la tarde el trabajo que sueño ya es verdad".
Buena parte de este pueblo, nativos e inmigrados, hemos sido toda la vida unos montañeros muy entendidos pa' las cosas del campo, pastores los de modo y agricultores los otros. De economía y exportaciones no entendemos los cronopios de ruana, pero sí los fama de saco y corbata, los empresarios que nos metieron en este embeleco del monocultivo. Esta aristocracia del emprendimiento siempre ha dicho saber convertir la crisis en oportunidades, que ojalá sean estas convenientes tambien para los cientos de trabajadores de las flores que amenaza la cesación. Que a la vuelta de una tarde cuando regresen con los pies cansados y la boca reseca de vagar, después de oir al cura mandar tener paciencia, templanza y clemencia, que Dios provea, de manos de los empresarios, el trabajo que sueñan.
Que los empresarios y los gobernantes no se crucen de brazos, o se vayan y nos dejen sólos, que asuman la responsabilidad de haber atraído con el nectar de sus flores a tanta abeja y a tanto abejorro. Que este pueblo siga siendo una tierra prometida para todos y ante todo para seguir criando y levantando los infantes y jóvenes que sueñan un mundo lleno de expectativas para una vida digna y feliz.