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Arte y rebeldía


Lejos estará la obra de arte de ser un mero apaciguador del espíritu. Por el contrario, una de las razones del Arte es la promoción de la libertad, que suele incomodar a tantos y sobre todo a quienes ejercen el poder. El Arte es como esa Verdad que alguna vez dijo: No vengo a traer paz sino espada. Y porque el Arte ilumina en la oscuridad es que podemos apreciar la verdad que otros se afanan en ocultar.

Hacer un breve recorrido histórico por las obras de arte es encontrar el reiterativo propósito de expresar rebeldía. Rebelde el David de Miguel Ángel al empuñar la piedra contra el militar opresor, rebelde Goya frente a los monstruos de la Razón, rebelde la Libertad que conduce al pueblo, rebelde el impresionismo ante la mirada de la realidad desde el encierro de un taller sin sol, rebelde el surrealismo que enfrenta la sociedad de bienpensantes, rebelde el Guernica contra la barbarie de la civilización, rebelde Rothko ante las élites del dinero, rebelde Botero frente las torturas en Irak, rebelde Pablo Andrés Cardona contra la redución del hombre a objeto de consumo, en la obra: ¿Quién consume a quién?

La vida del hombre mostrado, en tetraíptico sobre ordinaria madera, como un frágil fósforo que se consume inutil y lamentablemente; o como un cadaver exquisitamente servido en dulce de manzana sobre la mesa del voraz apetito burgués. La imagen tiene un trazo vigorozo de pincel y una fuerza controlada, se evidencia una necesidad urgente de expresión y el artista tiene ideas propias y sentido del humor, en este caso la manera de revelar al hombre como un vulgar objeto de consumo. Esta cruenta realidad mostrada con esa explosión de imágenes, lucha contra la versión maquillada y enmascarada de una pintura linda y pulcra. El artista nos pone en alerta frente a esa imagen falsa que exhiben y promueven los tiranos a través del servilismo de los medios de comunicación y otros lacayos, esos que exhiben un color acaramelado de la vida para esconder la amargura que aquellos generan.

En esta Caravana de colores se exponen obras que hablan a su tiempo sobre los valores eternos, como esta pintura de Pablo demanda Libertad. Hay otras que sólo son remedos de obras y artistas consagrados por la historia, cuando ya están muertas y han pasado a gozar del reconocimiento general, cuando se convierten en un vulgar objeto de decoración y de mercado.
Hay cronópios cuya obra da gritos de dolor ante el parto de una nueva vida y hay famas cuya obra busca el aplauzo de reconocimiento por la colorida corona de flores que le rinden a la muerte.

Civilidad o autoridad


El día de la celebración de la libertad, el pasado 20 de julio, se invitó a la tercera marcha por los secuestrados del país, y mientras miles de personas en el mundo se sumaban al llamado urgente de "Liberenlos yá" en un clamor espontaneo de la sociedad civil, en La Ceja se hacía un desfile insulso y un concierto lánguido.

Perdimos una buena ocasión para manifestar nuestra civilidad, para expresar que a pesar de las circunstancias que nos separan política e ideológicamente nos unimos para defender la dignidad humana y reclamar el derecho inviolable a la libertad. La marcha se redujo a un ejercicio de escuela, a una insípida efeméride que, con rigidos escuadrones de estudiantes vigilados por severos profesores, contradice el mismo espíritu que se celebra. Valga hacer la excepción del desfile de la I.E. de La Paz que marchó sin escuadrones y con estusiasmo, elevando globos con los colores patrios y lanzando a viva voz consignas libertarias. Es de admirar a esos profesores que saben promover los valores sociales para las circunstancias actuales en memoria de las pasadas.



El concierto de la Banda sinfónica fue una respuesta desacertada a la convocatoria nacional. La propuesta era celebrar, no con esa solemnidad de ensueño sino con la expresión vivaz de la música y la canción popular: era dar un grito humano antes que instrumental. Si allende cantaba Shakira, Vives y Juanes, aquende estaban Mauricio, Chela y Jurado para cantar a la Libertad.



La Libertad es un pedido urgente de la sociedad civil: libertad por los secuestrados a manos de cualquier grupo al margen de la ley, libertad por quienes son forzados al reclutamiento, libertad por los detenidos injustamente y sin debido proceso, libertad a quienes son humillados laboralmente por un capitalismo salvaje, libertad para quienes son sometidos a cualquier tipo de tiranía, en especial para los niños y las mujeres. La demanda de la libertad nos concierne a toda la sociedad y no es una tarea/espectáculo delegada a las autoridades de turno. ¿Dónde están las voces de las organizaciones sociales, gremiales, sindicales, religiosas, culturales, deportivas y otras comunidades cejeñas para pedir por la Libertad? ¿Quién debe convocar esas voces con imparcialidad y sin interesés propio? Muchos ciudadanos se pusieron la camiseta y no encontraron por donde sumarse a la marcha, otros la evadieron temiendo la manipulación política.



La democracia participativa se construye con la consolidación de las organizaciones sociales. La sociedad civil debe asumir un liderazgo autónomo, indelegable a los intereses políticos y a las tareas de las autoridades públicas y debe velar siempre por el interés del pueblo. Construir esa unidad social en La Ceja es tarea urgente para enfrentar los tiempos difíciles que se nos avienen.

La Crespita

Nunca se ha oido decir que la han visto llorar y es porque el papel de la Virgen del Carmen es el de consolar; para lágrimas está La Virgen de los Dolores, la de Fátima, y otras lloronas. Esta Virgen da esperanza, tanto es así que habitualmente se le ve jalando almas con el escapulario para sacarlas del fuego del purgatorio y hasta de los mismos infiernos. Una leyenda, que le escuche al padre Laureano Toro, cuenta que al cielo se habían colado unas almas que no cumplían con los requisitos exigidos por el portero Pedro, quien se quejó muy exaltado al zarco. Jesús luego de calmarlo, lo exhortó a que callara la cosa porque su mamá había abierto un boquete por el muro de atrás, en reproche de tanta burocracia eclesiástica.

Al parecer la gente de La Ceja la mantiene muy contenta con tanto mimo y salamería que le rinden, supone uno que en adelanto por los favores que recibirán de ella cuando ardamos en el infierno. Lo bien vestida con esa saya carmelita y lo exquisitamente adornada que la mantienen, dan cuenta del amor que le dedican, sin mentar las bulliciosas fiestas que le hacen los alféreces cuando levantan su bandera y el pueblo entero que le volea pañuelos blancos. Es tan linda como una muñeca, mejor dicho es una muñeca de yeso y tela, pulcramente esculpida en sus formas y rasgos humanos, delicadamente pintada en un tono de piel muy noble, con unos ojos que parece que miraran, y ese cabello negro que cae ondulado sobre sus hombros y que la distingue como La Crespita. Al niño no sé porque la gente no le para muchas bolas, tal vez por llevar el cabello corto y rubio.

A despecho de escépticos e iconoclastas, esta obra de arte barroco cuyo autor se pierde en la tradición, es querida por los cejeños tal como un hijo quiere y guarda la foto de su madre que partió a los cielos. Mero polvo, hilo y oro; pero polvo, hilo y oro sagrado.

Oblaciones


Con una reverencia, Cesar entrega a los niños sus obleas como dulce ofrenda de servicio, con impecable bata blanca, barba respetable y gesto generoso. Sus obleas no son ninguna hostia para comulgar, ni su facha la de un sacerdote presto a consagrar. Cualquiera podría atreverse a comparar los oficios liturgicos con los profanos, pero no hay razón para tal ocurrencia. Hago la precisión porque entre oblea y oblación hay una raíz de parentesco que la práctica divergió.

Es lindo ir al parque en la placidez de un sábado o un domingo para mirar la gente, pero ante todo a los niños que saben disfrutar con los chorros de agua de la fuente, deslizarse por la balaustrada del kiosko, corretear las palomas, chupar helado o endulzar, con ese ligero y efímero bocado que prepara Cesar, el paladar de los inocentes.

No se busque en las obleas otra sensación que un gusto dulce y vano, para un día de sol y de descanzo. Lo dulce viene del arequipe o de lechera, lo vano de una sola cucharada de un batido de harina, huevos y azucar, vertida y aplanchada en un disco caliente. Así de dulce y así de simple. En algo se parecen a las pompas de jabón y en mucho a lo poemas de Cesar.

Empanadas de iglesia


Mas que para levantar iglesias de ladrillo y concreto para lo que sirven estas empanadas es para construir iglesia viva. La vanidad humana, por los siglos de los siglos, se ha empecinado en levantar grandes construcciones para memoria y gloria de los grandes hombres, a costa de Dios y del pueblo.



El cura de esta parroquia tal vez se vanagloríe de levantar esta obra para el Señor, para nuestra Señora o para cualquiera de sus Santos, y acaso deje de advertir que el templo del Señor se levanta realmente en el corazón de su feligrecía, como la de estas mujeres que, con la excusa de las empanadas, se reunen dos o más en su nombre, para compartir la oración con la picada de cebolla, el puré de papa y la masa de maíz.


La empanada de iglesia tiene el precepto de combinar la economía con el buen gusto: un bocado crocante y sabroso que se hace reiterativo en el paladar. Para alcanzar eso se requiere de un criterio culinario básico para la preparación de los dos únicos elementos que la constituyen: el guiso y la masa. El guiso es sencillo: papa cocinada, triturada y revuelta con hogao de tomate, cebolla junca y cilantro; agregarle carne es bobada. La masa es la que pone la gracia: el maíz debe cocinarse y quedar durito, molerlo con un poco de arroz crudo, luego amasarlo con azafrán, triguisar y sal, y para que queden bien tostaditas agregue almidón agrio. Freir en aceite bien caliente y si cree que sirve poner un clavo en el fondo para que las empanadas no se lo chupen , pues pongaselo; o si le cree más a una zanahoria o a un limón, usted verá.

Pero mejor que ponese en estos menesteres peguese una salida por las calles de La Ceja, o dese una pasadita por la salida de Chaparral y comprele un paquetico de empanadas a esta gente que o bien se proponen con ello ayudar a levantar iglesia o ayudar a levantar familia, que a fin de cuentas viene a ser la misma cosa.

Profanación


Este templo del conocimiento, la biblioteca, cimiento de la civilización, sigue siendo profanado en La Ceja por los profesores de escuela que arremeten contra los niños y padres de familia con tareas al pié de la letra de vetustos libros de estudio. En pleno siglo veintiuno, en la era de la información y las comunicaciones, esta infame práctica sigue ejerciciendose con la misma testarudez con que otrora los mismos profesores usaban el castigo con regla bajo el precepto de que la letra con sangre entra. Con razón los bachilleres, los pocos que alcanzan a superar esa primera carrera con obstáculos, le sacan provecho al estudio y le ven gracia a la lectura.

Si alguna función tiene la biblioteca pública es la promoción de la lectura sin el requisito de la tarea ¿Con qué ánimo va un niño a acometer la lectura de un libro de cuentos o de imágenes si se le coarta la espontaneida, condición necesaria para amar los libros? Por supuesto que hay libros que se odian entrañablemente y esos libros son propiamente los escolares. Ese producto nefasto que encubre la ineptitud de los profesores debe ser sometido a la hoguera, y no ofenderá el humo. Soportable que sirva de pastel al profesor incapaz de proponer el conocimiento, pero es inaceptable que se exija al estudiante y mucho menos admisible que una biblioteca lo ampare en sus estantes. Nadie echa de menos los libros sagrados que quemó el primer emperador de China, ni la sabiduría que contenían los que se tragó el fuego de la biblioteca de Alejandría, y nadie tampoco lloró los que quemó el cura y el barbero so pretexto de la locura del Quijote. Imagínense la alegría de los estudiantes si hacemos una hoguera a la entrada de la biblioteca Gregorio Gutiérrez, en plena calle 20 con el cruce de la 22, invitando con tarjeta a todos los profesores y al secretario de educación, para la fiesta de la incineración de tanto libro inútil como perjudicial.

Ese vacío que dejarían se llenaría con mas niños y mas jóvenes que entrarían con el mismo entusiasmo que la claridad del sol en la mañana. Así la sensibilidad que tienen por los libros y amor que profesan a los niños, haría que sus bibliotecarias se ocuparan en atender a los usuarios, recomendando buenas lecturas y leyendo cuentos en alta voz a los pequeños.

Spiderboys

A Elsanti y sus amigos voladores

Lo mejor de las peliculas de super héroes es que provocan en los niños la fantástica posibilidad de imitarlos. Batman y el Hombre Araña tienen el real atractivo del vuelo suspendido de una cuerda, tan digno de imitar por los muchachos. Los de la foto han amarrado la cuerda de un arbol que funciona de eje y en el otro extremo ataron un manubrio de bicicleta, así pueden describir un radio de 6 metros para un vuelo de circunferencia de hasta 40 metros según la potencia del lanzador. Con pocos recursos y buena imaginación estos muchachos hacen de las pequeñas cosas un hecho emocionante, que para este particular tiene la posibilidad adicional de un salto sobre el agua.

El ritmo de urbanismo en La Ceja es tan arrollador que la alejada campiña hoy es alcanzada por los nuevos barrios. A los urbanistas nunca les ha interesado satisfacer los espacios comunitarios y recreativos, es por ello que los niños y muchachos se las tienen que ingeniar para crear sus espacios y medios de entretenimiento.

¡Ave muchachos libres como el viento!
¡Arriba el vuelo Batmanes, Tarzanes y Spidermanes!