¿Quién cuidará a mis hijos?





"Le ruego a la Virgen que primero se muera ella, antes que yo le falte. Porque si en veinticinco años poca ayuda hemos recibido, menos ahora en estos tiempos faltos de caridad y ya tan viejos"

Compañeros para siempre


En fin de año hay ocasión para múltiples celebraciones, pero cuando el motivo es un reencuentro de compañeros del bachillerato después de no menos veinte años, el acontecimiento es de tal interés que pocas emociones de la experiencia humana se le comparan. Encontrar la ocasión para repasar las historias del capítulo de la juventud compartida para confrontarlas con los capítulos siguientes que han de contar los compañeros que dejamos de ver desde entonces, es hacer un balance de vida por contraste que ha de dejar siempre una sensación gratificante.

Noviembre es el mes de los aniversarios de graduación y en La Ceja fué la ocasión para que se reunieran los bachilleres egresados del Liceo IDEM BUL de 1982 y las egresadas del Colegio María Auxiliadora del 80.

Misa de gallo


Homilía del padre Casafús:

"Ojalá que en este diciembre comprendamos de una vez por todas lo que significa el amor al prójimo. Que las luces que encendamos a la Inmaculada Concepción nos esclarezca el entendimiento para comprender la epifanía, el pesebre, los regalos de reyes, la matanza de los inocentes y la huida a Egipto.

Y es que nunca como ahora podemos valorar lo sagrado ante tanta profanación: el desplazamiento de familias de sus propias tierras, la huida de la patria, la pesebril pobreza que arrasa con la dignidad humana y la sentencia de Herodes que cumplen los asesinos de niños. ¿Con qué ánimo vamos a comer marrano hasta jartarnos o beber aguardiente hasta arrastrarnos? ¿Con qué descaro vamos a malgastar en regalos de vanidad cuando tanta gente se quedó sin un peso y tantos niños no tendrán aguinaldo? ¿Con qué humor vamos a hacer burlas el 28 de diciembre cuando tanto lobo acecha a los santos inocentes?

Sin embargo mis queridos feligreses, en este mes vuelve a nacer la esperanza para sobreponer tanta desgracia y estos sencillos preceptos podrán ayudar a festejar la navidad: Sigan por estrella la luz de la compasión, por pesebre visiten los campamentos de los pobres, como reyes lleven regalos a los niños y como magos transformen esa tristeza en alegría. Y si sus vidas comodas no les ha permitido conocer los pobres de La Ceja, esta parroquia les ayudará a sentir la alegría de dar.

Recomendaciones para dar un aguinaldo



Estas recomendaciones aplican para los aguinaldos que no hacen parte de una obligación cuando se asumen personajes como san Nicolás, papá Noel, el niño Dios o reyes Magos. Se refieren a los que espontánea y gratuitamente usted decide regalar:

  • Ser original hace que el aguinaldo sea memorable y no unomás entre tantos, escoja un regalo que tenga su sello personal y exprese un sentimiento particular. Que haga decir por ejemplo: "Ah! ese merlot, cosecha del 98, llevo su sabor como un recuerdo en el paladar que me hace brindar siempre por tí"


  • No ser presumido y dar de lo que se tiene al alcance es un acto de sinceridad. Si tiene oro regale oro al que no tiene oro, pero si no tiene más que mirra, déla de todo corazón y será recibida sin amargura.


  • Que el aguinaldo no sea un motivo más para la vanidad. Si da un regalo para que le devuelvan con otro qué mérito tiene. Regale a quien sólo puede recompensarle con un eterno agradecimiento: déle un aguinaldo a un niño pobre.
Hay familias donde los niños reciben tantos regalos que quedan tan abrumados hasta perder las ganas de jugar. Hay niños pobres en el pueblo que alcanzan a commover algún corazón y reciben el suyo. Pero hay niños en el campo de quien nadie se acuerda ni leyendo un cuento inglés de navidad.

Los niños de la foto son algunos de los muchos que viven en el Higuerón, tan lejos del mundanal ruido que no sospechan del expectáculo de luces, del comercio desbordado de juguetes y artefactos, de la juerga y algarabía que armamos. Ellos que saben celebrar lo sagrado del silencio y de la noche del campo no envidian nuestros ritos profanos de ciudad, pero nos ofrecen la alegría de lucirnos como rey mago dándoles un juguete de regalo. Son tan humildes y agradecidos que saben decir gracias igual por un chocolate que por una muñeca de trapo o una pelota de carey. Cuanto más sencillo sea el juguete más lo disfrutan.

Si quiere darse esa alegría de navidad le invitamos a dar un Paseo de aguinaldo al Higuerón, o enviar un regalito a través de los Aguinalderos que sabrán llevar su presente y traerle los agradecimientos de estos y tantos niños que esperan sentir que hay una sociedad que les quiere y les ama.

Ver información de Aguinalderos.

Pesebre


Quienes tuvimos por patria la infancia en La Ceja, estos paisajes nos son muy familiares:


Un cielo de lona azul de donde cuelga una estrella de metal, es el fondo de un paisaje con cesped de papel y aserrín que igualmente forma valles que montañas. Un sendero de arena lleva al establo luego de pasar por la calle real de un pueblecito de unas pocas casas de cartón. Todo lo demás es campiña donde son vecinos el lobo de plástico y el cordero de losa, las vacas de colanta apacentan junto al tigre de Kelloggs y los pastores cuidan su ganado sin preocuparse que los carritos de metal pisen el prado. En los rios de papel celofán saltan peces más pequeños que las ranas y en las lagunas de algodón flotan sin hundirse patos y cisnes más grandes que un buque LEGO.

Si ya no el musgo de los bosque de Las Lomitas y el cardo de los montes de El Tambo, bien vale ese pasto sintético y los heléchos de plástico para crear el ambiente pacífico del pesebre, que sigue siendo campestre pero ahora de un campo más global donde caben baratijas de la China y porcelanas de Italia, figuras emblemáticas de empresas y artesanías de antioquia, juguetes mecánicos y electrónicos, héroes del Japón y de hollywood, todo y todos en torno a la gruta esperan, con luz de velas o intalaciones, que nazca Emmanuel.

Tanto aportes que hacen los tiempos a la tradición del pesebre bien valen para renovar los propósitos de esperanza. Pero quiero, con el beneplácito de san Francisco, hacer un aporte más para la renovación de la tradición, que consiste en que el día del nacimiento en lugar de un muñeco por niño Jesús coloquemos en la cuna un niño de verdad. Sí, un niño de carne y hueso, de esos que lloran y maman leche, de esos niños que cobardemente maltratamos, violamos y asesinamos a diario en este país. Es necesario que lo pongamos en el centro del pesebre para que lo contemplemos y con villancicos lloremos la fiereza con que se embiste a los inocentes, para que los pongamos fuera del alcance de Herodes y sus verdugos, para que evitemos sus masacres. Es hora de rendir un acto de desagravio a la infancia, de confesar nuestra culpa de impávida omisión por su defensa. Hagamos una marcha con brazo en alto y grito fuerte que declare no más a su exterminio, hagamos esa marcha hacia el pesebre.

Natilli_dad




Siguiendo estas instrucciones se comprenderá la razón por la cual natilla y natividad proceden de la misma raíz:
  • Proponga a sus amigos una natillada. Adviertales que compartirán el calor del fuego, las artes culinarias y la alegría de comer del mismo plato.

  • Haga un inventario de quién pone la paila, el mecedor, la leña y los platos. Calcule el número de comensales.
  • Empiece usted mismo aportando la leche y así con cada uno se sumarán los ingredientes necesarios de la lista: maizena, coco, canela, buñuelos y hasta hojuelas. No miente plata que nadie tiene, esa surgirá espontaneamente cuando se invoque al ron.
  • Una caja de Natilla Maizena de 680 gr. (contiene ya la panela) alcanza para 20 porciones y requiere 2 lt de leche. Sobre esta base se estiman las cantidades, pero prepare el doble porque siempre resulta más gente.
  • Prenda el fogón de leña y monte 3/4 partes del total de la leche, en el otro cuarto disuelva la maizena y agréguela cuando la primera hierva. A partir de entonces no deje de revolver pasando el mecedor de palo de una persona a otra. Este procedimiento es el que le da sabor comunitario a la natilla.

  • Controle la llama a fuego moderado para que la coción cumpla su alquímia. Cuando empiece a cuajar reduzca la llama, agregue el coco rayado, la canela en astillas y siga meciendo hasta verle el fondo a la paila.

  • Enfile los platos y con el mismo palo sirva con buen pulso. Espolvoree la canela encima y deje enfriar.

  • Mande traer los buñuelos que encargó en el Cantaclaro y las hojuelas donde Las Merejas.

  • Remoje la paila con leche y reparta cucharas a los pelaos para que se vayan comiendo el pegao, solo entonces puede descorchar la media de ron que traía ancaletada en la riñonera.
He aquí que para natilla y navidad hay una misma raíz esa ...Raíz sagrada de Jesé, que en lo alto presentas al orbe...

La pesebrera


Hablar de la pesebrera, ese espacio excepcional de algunas casas cejeñas, tiene además del motivo de la navidad y el pesebre, el deseo personal de rememorar ese curioso espacio doméstico que integraba en la casa a la vaca y al caballo como miembros de la familia. No hago referencia por supuesto a mi casa donde no consentíamos ni al perro ni al gato, me refiero a las pesebreras de mis vecinos, la familia Tobón (Don Alfredo, Don Jesús María y Don Luis Eduardo), que en cada una de las tres cuadras contiguas de la carrera Bermudez, tenían esos habituales y singulares visitantes.

Compartir en la casa la compañía de una vaca y un caballo debe ser un privilegio digno de un niño Dios; la pobreza se hace soportable con una buena compañía. La sola presencia de estos animales es reconfortante, transmiten con su olor y el calor de sus cuerpos esos ánimos de serenidad y de paciencia que parecen ayudarnos a soportar las cargas del mundo. No en vano Swift hizo del pais de los Houyhnhnms, en el cuarto viaje de Gulliver, una ocasión para hablar de las virtudes caballerescas; y de la vaca, huum, la vaca es la tranquilidad de la vía láctea. No es gratuito tampoco que se convirtieran en miembros entrañables de la familia Tobón, donde el temperamento bravío de ese apellido sólo se apaciguaba ante la serenidad y paciencia de estos nobles animales.

Descubrimiento de San José


A Luis Tejada.

Muchos nos tildarán de presumidos por revelar un hecho que el destino nos reservara, por azar o providencia, de descubrir a San José. Si ya el sabio Heráclito dijo que nadie va a bañarse dos veces al mismo río, así el San José descubierto hace no se cuantos años no es el mismo al que nosotros descubrimos hace apenas unos días. Guiados por la nativa Helda, un grupo de excursionistas nos adentramos por la carretera destapada que conduce de Rancho Triste al rio Buey provistos tan sólo del entusiasmo de Robinson Crusoe ante una huella en la arena.


Las exploraciones geográficas, botánicas (cuales tomátes ni que ocho moras) y zoológicas nada importa ante las extraordinarias observaciones que hicimos sobre la cultura y costumbre de estas gentes que habitan las tierras del suroeste cejeño y que son materia urgente del informe de esta expedición.



Siguiendo los procedimientos recomendados por el Manual del Explorador para conseguir acercarnos y ganar su simpatía, con cautela y entregando como presente unos chocolates, advertimos que los niños y jóvenes gustan de estas golosinas y además tienen una atracción especial a los deportes y el juego, aun sin saber que en el municipio existe un instituto que tiene la obligación de promover el deporte y la recreación. Los adultos tienen nociones sobre el uso de las herramientas pero desconfían que exista maquinaria del municipio que retiraría sin esfuerzo y con brevedad la tierra que amenaza sepultarlos con casa y todo, acometen con rústicas palas, sin tregua, a retirar toneladas de tierra que estos inviernos convierten en derrumbe.



Pero el hecho más significativo de esta exploración, que merecería aparecer en los anales de la antropología (y denunciarse al mundo), es lo que no advirtieron las comisiones gubernamentales ni las misiones eclesiásticas sobre la situación sui géneris y lamentable de una familia. En casa de doña María Rubiela se vive la presencia perenne de un bebe y el sitiar implacable de la pobreza. La niña Adriana tiene 25 años, toma tetero y usa pañal, Maria Rubiela con sus tantos años la sigue bañando y alimentando siempre y cuando don Alvaro y Diego logren levantar algo para la comida de todos.




En la panacea de la civilización la antropología no puede explicar este hecho, los sociólogos se rasgan las vestiduras, los teólogos dudan que haya hombros para tanta cruz, los vecinos apenas se acuerdan que existen y los servidores públicos siguen cruzados de brazos.