Angel@deAsi



Entre ardillas, pájaros y arco iris

Graffitis encontrados



Un fama y un cronopios se citaron a media noche en las escalas del teatro para tirar grafitis. El fama llegó bailando y cantando:
-Catala Tregua Tregua Espera
el cronopio llegó tarde, pero menos tarde. El fama sacó de un compartimento de su morral un aerosol de X onzas y mostró que en otro guardaba el removedor con algodón. El cronopio saco de su mochila dos tarros usados que sacudió con esfuerzo confiando que el contenido alcanzaría para el propósito.

Los famas saben por presentimiento que las paredes blancas y lisas les pertenecen, y sin mirar ni a un lado ni al otro acometen con pulso firme y negra letra pareja, como de molde, una expresión grandilocuente y mayúscula que invoque lo más sublime del amor y la poesía. Entonces el fama escribe:
"TE AMO, MI DAMA DE FUEGO"

El cronopio, de esos verdes, erizados y húmedos, miran a los cuatro lados. Prefiere escribir camuflado en el zócalo para exigir un lector sagaz. Invoca la guerra y la carnicería, y olvidando las comas y las tildes escribe torcido:
"SOMOS CARNE DE CAÑON RESISTE"

Artículo 63


Las XXXI fiestas del Toldo y de las Flores, en su programa artístico Ciudad Galería, expuso en el pasaje Ganadero esta obra con título: "Biodegradación de lo público a lo privado" del autor Iván Lopezcardona. Su singularidad radica en la eficacia de la imagen para revelar, con el color, la forma y la expresión justa, nuestra dramática realidad. Además del irónico acierto de la elección del momento y lugar, los días culturales de nuestro municipio (lo público) y el pasaje de un banco (lo privado), y a pesar de dejarse confundir astutamente entre pésimas obras, pocos lograron advertir el caracter artístico y revolucionario de esta obra. La ceguera e imposibilidad de poder contemplar su profundo significado es consecuencia misma de la confusión generalizada que tenemos sobre cultura y es justamente sobre lo que esta obra busca hacer claridad por un juego de espejos.

El Pueblo en ejercicio de su poder soberano promulga en la Constitución Política de Colombia el artículo 63 que reza así:" Los bienes de uso público, los parque naturales, las tierras comunales de grupos étnicos, las tierras de resguardo, el patrimonio arqueológico de la Nación y los demás bienes que determine la ley, son inalienables, imprescriptibles e inembargables."


Ese consagrado precepto, escrito sobre la dorada franja de la remendada bandera de nuestro país, sufre un proceso de biodegradación en cuatro cuadros hasta desaparecer ahogado por la invasión del rojo para ser transmutado finalmente en un codificador de datos. La Palabra divina y primigenia es vilmente suplantada por un código de barras que sistematiza el mercado. El rojo sangre de la pasión que defendió el amarillo de nuestras riquezas y el azul de nuestra libertad ha sido convertido por artes de la publicidad en el color de fondo de los emblemas de las multinacionales.


Este cuadro no les parecerá bonito a algunos pero sí es terrible! Al mirarse por el codificador de barras, que forman un círculo de fragmentos de espejo, y ver el reflejo del rostro, advertimos que la imagen está rota, que sistemáticamente hemos sido descompuestos, que padecemos un proceso de biodegradación tal sutil y bien tramado que no advertimos ni el olor a podrido, ni vemos el montón de carroña. Esta obra no se complace en exhibir una imagen linda y falsa de la vida, porque su autor tiene de profeta ese deber fatal con la verdad de advertir las catastrofes que amenazan la libertad de una sociedad

Alma de bohemia



El concepto de bohemia se asocia habitualmente a un estilo de vida despreocupado que aspira una atmósfera enrarecida de humo y alcohol, denigrando del sol y las obligaciones sociales y presumiendo de la protección mágica de la luna. Este hechizo obra temporalmente en la juventud pero su efecto se esfuma y recupera pronto la postura de los bienpensantes para finalmente evocar con fingida nostalgia, en reuniones seudoburguesas, y presumir entre amigos que alguna vez dormimos en la misma cama con la Libertad.

Yo conozco la bohemia de carne y hueso, de menos carne que de hueso porque parece un pájaro, es un gorrión menuda como un soplo y con el pelo marrón como canta Serrat, de alas ligeras y de nombre Ángela. Su estilo ha sido una elección de vida y no una reacción de animadversión contra la sociedad burguesa y sedentaria. Su posición crítica frente al prestigio de una posición social y económica la asume con la alegría del trabajo artesanal y su justa recompensa, y frente a las instituciones legales y morales la ley natural que dicta su buen corazón. La bohemia de Ángela Ríos no se rebaja a las presunciones del intelecto ni a las excelsitudes del arte, su compañía tiene el agrado de una amistad sincera que departe sobre aquellas pequeñas cosas: como la alegría de Luna en la escuela rural.
No es una vida fácil como nunca lo será nadar contracorriente, pero al hacer el balance de una vida honesta y sincera se advertirá la razón de su alegría. Esta sutil recompensa es el pago que da la Libertad al esfuerzo de quien supera la tentación de una vida burguesa que exige hipócritamente como pago un servilismo avasallante.
Cuando este harto de dar la razón al que luego le pisa...
cuando quiera que revienten las rejas que tenga ante sí...
vaya a visitar la casa de la dama feliz, en Santa Helena,
la casa de Ángela Ríos donde se respira paz.

Elogio a la dificultad



Este simpático cuadro está aún colgado en el bar La Ceiba. Antaño era el atractivo en muchas de las hoy desaparecidas cantinas de La Ceja. Su observación, a más de risa, mueve a indagar sobre tan engorrosa situación a que llegó esta famosa pareja de amigos, del cómo juntaron tantos apuros y a pretender buscar la manera de salir de ellos. Al meterse en el cuadro el observador no puede evitar que el cuerpo haga esfuerzos y contorsiones para esquivar y zafarse de la dificultad.



Sin duda todo comenzó cuando el pícaro Benitín sacó a Eneas de la comodidad de su casa con el aliciente de ganar rápidamente unos buenos pesos, llevando unas rastras de madera al otro lado del pueblo. El flaco y narilargo Eneas nunca preguntó si burros, quebradas, serpientes, abejas y perros interferirían el apacible viaje, ni tampoco Benitín se preocupó en advertirle. Lo cierto es que justo cuando les tomaban esta foto, Eneas echaba de menos a su esposa con sus puños y cantaleta, extrañaba su cómodo sillón y a su gata, y se mordía de rabia de pensar cómo diablos le volvió a hacer caso a ese enano vagabundo. No veía la hora y la manera de salir de esa situación para ponerle un ojo morado.


Hay días en la vida que parecen confabular todos los enemigos en contra de nuestra tranquilidad y sólo deseamos que pasen rápidamente esos momentos para salir de ese cuadro lamentable, y poder mirar luego con humor, como mirando una historieta de periódico, esas situaciones que nos sacan de la modorra de la comodidad y convierten esas pequeñas contrariedades en toda una aventura que le dé gracia a nuestra prosaica vida.

Mazamorra




Si los nombres son arquetipos de las cosas, la palabra mazamorra debería escribirse ahora en minúscula y cursiva porque es una presentación muy disminuida y cursi de lo que era la MAZAMORRA de granos blancos y esponjosos que inspiró a Gregorio estos exaltados versos:
¡Salve, segunda trinidad bendita,
Salve, frisoles, mazamorra, arepa!
esa atrevida comparación radica en que en la mazamorra se cifra un poder como el del pan y el vino de la primera trinidad, que como ellos es el resultado de un proceso de maceración a fuerza del brazo, que invariablemente en antioquia ha sido el de la mujer que procuraba que la familia creciera con el sabor de la comida casera.



Hace unos días ando buscando donde poder comer una buena Mazamorra que reuna dos condiciones: primero que sea de grano grande, blanco y esponjoso y segundo que el claro sepa a esa bendita bebida que parece apagar toda la sed del mundo. Quien conozca a alguien que prepare una buena mazamorra pongala al corriente de la siguiente información.

La Corporación Cejeña de Chócolo y Maíz, CoCeChoMaíz, que promueve la preparación y el consumo de comidas tradicionales que tienen como insumo fundamental el maíz, abrió la convocatoria del Primer Concurso "La mejor mazamorra del Oriente Antioqueño" que tiene por requisito principal que el proponente sea un equipo de no más de tres personas, liderado por una mujer cabeza de familia. La razón de esta exigencia es promocionar microempresas de comidas típicas que se integren en el proyecto turístico y económico de "La vuelta a Oriente". Los premios del concurso están representados en capital semilla y un prometedor plan de negocios. También calificará el dulce que haga mejor casao con la mazamorra y otros aspectos que los interesados podrán consultar en el correo electrónico mazamorra@gmail.com

Tierra santa


Alguien dijo por ahí que la Virgen María le asestó un golpe de estado al mismísimo Dios, pero lo cierto es que en el quinto misterio glorioso se reza la Coronación de María Santísima como Reina Universal de todo lo creado. Queda esto comprobado con la popularidad de su devoción en las mil y una advocaciones y los cientos de altares que se levantan en su nombre. En La Ceja hay altares famosos como el de la Virgen de La Paz (hacia la aurora) y la Virgen de Fátima (hacia el ocaso); pero la más popular devoción es a María Auxiliadora, herencia de las comunidades salesianas, y a la Virgen del Carmen devoción asentada por las carmelitas del convento.
Suelen levantarse calvarios a borde de carretera para conmemorar al caído, pero la cruz es dolorosa y ya es bastante con el viacrucis de la vida. Por eso la gente prefiere tomar la vida con optimismo y poner su Fe en la Virgen, en su reinado, y espera que como élla el humilde sea enaltecido, porque en ella se canta el Magnificat. Los hermosos altares que los creyentes levantan espontaneamente a la Virgen son la expresión de una confianza que no repara en gastos materiales y en cuidado constante. Es una fe viva que consagra el espacio para la reverencia y el recogimiento, para la Religión; porque con María volvemos a ligar la tierra con el cielo. Amén.

Bosques del encanto


Los bosques de San Nicolás, al noroeste del valle de La Ceja, solían dar acogida a los amantes de la naturaleza que buscaban el silencio y la soledad para la meditación o para la intimidad del amor. Hoy esos árboles son arrasados por los inmisericordes propósitos del progreso ante la mirada impávida de los cejeños.

Esa flora y fauna desaparece junto a los espíritus fabulosos que los habitaban, porque en esos bosques tuvieron morada, no las frágiles hadas y elfos de los nórdicos sino, los rústicos sátiros y ninfas que vinieron desde Grecia. Cuenta de ello son algunos jóvenes que allí se concibieron en ebrios y orgiásticos ritos a Dionisio y hoy tocan flautas u otros instrumentos de viento, que suenan con melancólica nostalgia los aires que rememoran a los espíritus que huyeron.

Si se mira con cuidado algunos rostros de jóvenes de la Banda Sinfónica Juvenil, se podrá advertir esa mirada fatal de Eurídice o los ojos lujuriosos de Pan. Yo doy fe de ello porque de muchacho conocía personalmente a sus padres y frecuentaba esos bosques para levantar con mi gallada totems Pielesrojas junto a los pinos y luego de danzar como lobos el baile del chamberlain, los veíamos surgir de entre los árboles, cómo Céforis y Cloris en la Primavera de Botticelli, y no sabían ocultar esa mirada de divina verguenza que deja el hechizo de un bosque encantado.

Acabar con los bosques de La Ceja será acabar con el espíritu que anima el romanticismo, y como ya se ha dicho en otro momento, un pueblo sin románticos es un pueblo de idiotas.